Seguro que, en algún momento de tu vida, te ha rondado por la cabeza esta cuestión, y es que, aunque la vitrocerámica e inducción son elementos cotidianos de nuestro día a día, que utilizamos con mucha frecuencia, por lo general, no conocemos nada sobre estos aparatos que nos hacen la vida mucho más sencilla.
A día de hoy, las cocinas generalmente están equipadas con alguno de estos dos tipos de placas para cocinas, vitrocerámica e inducción, o en casos más exclusivos, podemos encontrar cocinas de gas, como se utilizaba en antaño y que, en la actualidad, continúan dando buenos resultados.
Pero en el post de hoy, queremos centrarnos en las placas de vitrocerámica e inducción, ¿qué diferencia hay entre ellas? ¿Cuál es la ideal para mi cocina?
Quédate leyendo lo que te vamos a contar, porque seguro, resolveremos todas tus dudas.
Diferencias entre vitrocerámica e inducción
Si estás manos a la obra reformando tu cocina, seguramente ya tengas decidido dónde va el frigorífico, o de qué color pintar las paredes del corazón de tu hogar, pero… ¿has pensando en lo más importante? ¿Cómo vas a cocinar en tu nueva cocina?
Si has descartado por completo la opción de las cocinas de gas y estás dubitativo entre vitrocerámica e inducción, sigue leyendo, porque esto te va a interesar.
Antes que nada, te vamos a poner las cartas sobre la mesa y mostrarte las ventajas que albergan cada una de estas placas:
Ventajas de las vitrocerámicas
Seguro que este tipo de placa te suena mucho de oídas, dado que es la más tradicional dentro de las cocinas moderas.
Se le denomina vitrocerámica a este tipo de placa, porque imprimen calor por toda su superficie. De tal manera que cuenta con un sistema que incrementa la temperatura a través de una resistencia.
De esta forma, la energía se transmite al exterior de la placa, calentando todo lo que se encuentre en contacto con la misma.
¿Cuál sería entonces la principal ventaja de las vitrocerámicas? Pues que es capaz de calentar cualquier tipo de recipiente que se coloque encima de ella. Por lo que, si estás pensando en cambiar tu cocina por una nueva vitrocerámica, no es necesario cambiar los utensilios y recipientes con los que cocinas habitualmente.
Como conclusión, todo esto se puede resumir de alguna manera en un ahorro económico.
Ventajas de la inducción
Gracias a la inducción, la revolución llego a la cocina. Anteriormente a este tipo de placa de cocción, se utilizaba para cocinar o el fuego o la vitrocerámica.
Sin embargo, la llegada de la inducción supuso un antes y un después en la tecnología culinaria, de manera que su principal ventaja la encontramos en la rapidez.
A diferencia de la vitrocerámica, la inducción calienta solo el recipiente y no el cristal, de manera que evita quemaduras al apoyarte en la placa. Y como consecuencia de todo esto, es mucho más fácil de limpiar, ya que, al no calentarse la placa en sí, las salpicaduras de comida derramadas no se queman ni se pega en la zona de trabajo, de manera que su limpieza es mucho más llevadera.
¿Entonces, cuáles son las diferencias entre la vitrocerámica e inducción?
Mientras que la primera opción, la vitro, es ideal en caso de no querer cambiar tus recipientes de cocina, la segunda, la inducción, te ofrece un importante ahorro de tiempo y de energía. Eso sí, que no se te olvide, necesitarás renovar tus recipientes de cocina para hacerte con unos que sean compatibles.
Los utensilios para la inducción deberán ser de acero inoxidable, acero esmaltado o hierro fundido.
Conoce más sobre placas de cocina y sobre cocinas en general en nuestro blog.